Cerca de la estación Migueletes, en el límite de la General Paz y de los partidos de San Martín y Vicente López, miles de personas trabajan para que, el 8 de julio, la Presidenta pueda inaugurar Tecnópolis. Un día antes de la conmemoración de la Independencia y apenas 48 horas antes de las elecciones a jefe de Gobierno porteño, se está montando la feria de ciencia, talento y futuro por la que pasarán, en los próximos meses, seis millones de personas. Un tren interno tendrá estaciones para recorrer las 50 hectáreas sobre las que se desarrollarán los distintos módulos. Estarán compuestos por los cuatro elementos, tal como fue definida en la Antigua Grecia la organización de la materia. El estado sólido, representado por la tierra; el líquido, por el agua; el gaseoso, por el aire, y por último, el fuego, que representa la energía capaz de impactar en los otros tres elementos. A estos cuatro, los organizadores de Tecnópolis sumarán el quinto elemento, que no será el maligno de la película de Luc Besson. Por el contrario, este quinto expresará la capacidad que tienen los científicos y tecnólogos de interactuar con la naturaleza. En definitiva, esta muestra será un recorrido por los desafíos palpables que recorren las aguas, los cielos y las tierras argentinas.
Será la posibilidad de que nuestra sociedad se mire a sí misma con sus habilidades y potencialidades que arraigan las posiciones que terminen con las visiones colonizadas, esas que pretenden una economía primarizada, agroexportadora, esas que quieren un país donde los chicos vayan al predio de la Sociedad Rural regenteado por Francisco de Narváez a impresionarse con un Aberdeen Angus que insemina –artificialmente– a vaquitas siempre ajenas.
Por supuesto, tal como advierte la visionaria Elisa Carrió, los asistentes a Tecnópolis, podrán ver el despliegue de talento de Fuerza Bruta. Pero, además, verán la creatividad de las universidades públicas, de empresas nacionales y de los miles de pequeños laboratorios públicos y privados que incuban el potencial de una Argentina en transformación.
Así como los franceses sienten aún el orgullo de la Exposición Mundial de París, inaugurada en el Centenario de la Toma de la Bastilla, o como los chinos impactaron al planeta con la inauguración, el año pasado, de la Exposición Universal de Shangai, los argentinos tendremos con Tecnópolis, a escala de nuestro país, una materialización de todos los atributos que expresen la dirección del cambio que vivimos. Mientras los festejos del Bicentenario fueron un repaso de la identidad forjada desde la Revolución de Mayo, esta exposición permitirá descifrar las claves de la identidad que puja por ganar la escena central en la agenda pública. De la mano de artistas, científicos y tecnólogos, la Presidenta está preparando el escenario donde se exhiban los resultados del “modelo” en marcha, tal como le gusta definir a ella esta etapa de grandes transformaciones que transita nuestra joven Nación.Con los pies en el presente. Poner la vista en el futuro, descifrar algunas de las cosas que pueden venir, permite encarar con más seguridad el presente. El decreto presidencial 441 publicado en el Boletín Oficial el miércoles pasado, permitió barrer otra más de las herencias del neoliberalismo. Domingo Cavallo, arquitecto de la nefasta década de los ’90, había sido el impulsor de la Ley 24.241 que creaba las Afjp y le quitaba una herramienta fundamental al Estado y a los trabajadores con las privatizaciones de las cajas previsionales. El artículo 76 limitaba al 5% la incidencia del Estado (o de las Afjp) en las empresas aunque su participación en el capital accionario fuera muy superior a ese exiguo porcentaje (ver nota La campaña de Rocca). Este decreto provocó un revuelo en algunos sectores empresariales, especialmente en la reacción airada de los directivos de Siderar, del grupo de empresas de Paolo Rocca, quienes sesionaron el viernes desconociendo los derechos que tiene ahora la Anses para poner una cantidad de directores en la conducción de la empresa, acordes a su participación accionaria.
Techint, a la par que viola la ley, se victimiza a través de los medios de Héctor Magnetto, su socio en la Asociación Empresaria Argentina (AEA), una entidad que agrupa a unas pocas empresas corporativas abiertamente antikirchneristas. Ayer por la mañana, en Radio Mitre, el periodista Marcelo Bonelli dio una muestra clara de cómo se puede ser más papista que el Papa a la hora de apuntar contra Cristina. En una entrevista con Jaime Campos, presidente de AEA, Bonelli dijo: “¿Se puede decir que con esta medida el Gobierno toma una postura chavista?”. Pese a su lugar de defensor de Clarín y Techint, Campos se excusó: “Prefiero no calificarlo. Menos con adjetivos que sean ajenos al país”. De inmediato, Campos aseguró que el límite del 5% es porque “el Estado le deja a los privados que tomen las decisiones de las empresas, porque son los que saben hacerlo”. La confesión directa de que estas corporaciones piensan al Estado como el socio bobo y a los políticos como unos más de sus gerentes. “En el mundo las cosas funcionan distinto”, agregó Campos, algo que está rebatido, por ejemplo, por cómo funciona el Sistema de Retiro de Empleados Públicos de California que interviene en las decisiones empresariales de compañías en las que invierte los aportes de los trabajadores (ver nota La doble moral del Grupo Clarín).
El intento, burdo, de los cronistas de la dependencia no hace más que poner de relieve que la incapacidad de la oposición política se debe a que son gestores de los intereses de un pequeño –pero muy poderoso– grupo de jerarcas empresarios. Por el contrario, el afianzamiento de la Presidenta entre la ciudadanía muestra la revalorización de la política como herramienta de participación colectiva. Cristina expresa gestión, pero no cualquier gestión sino la de los intereses de un conglomerado de asalariados, sectores medios, empresarios nacionales y de un Estado activo. A la gestión, la Presidenta le suma identidad, entendida ésta como la construcción de nuevos vínculos culturales, medios de comunicación, espacios culturales y artísticos, así como de establecimientos educativos.
No se trata de una cuestión maniquea. No es desvalorización de figuras o de personas. Es algo más delicado: los privilegios acumulados por décadas pierden peso y saben que la redistribución de los recursos y los ingresos avanzan a favor de los sectores nacionales. La política dejó de pertenecer a los gestores de esos privilegios y en el último año buena parte de la sociedad se contagia de los caminos populares de participación. Bestializar a Chávez o a Moyano o a La Cámpora parece una caricatura insuficiente como para torcer el rumbo de la Argentina.Buenos Aires, la Ciudad. Despejado el camino para que tanto Daniel Scioli como Martín Sabbatella puedan llevar en octubre la candidatura presidencial del Frente Para la Victoria (que todo indica será Cristina), el ojo de los analistas se centra en las elecciones del 10 de julio para elegir jefe de Gobierno porteño. Daniel Filmus no es todavía candidato en firme y se mueve con la discreción de alguien que espera sereno y disciplinado la decisión presidencial. Sin embargo, todas las encuestas muestran cómo crece en intención de voto y se despega de los otros dos precandidatos del FpV, Carlos Tomada y Amado Boudou. Una encuesta de Enrique Zuleta Puceiro dada a conocer ayer crea distintos escenarios electorales. Los dos más interesantes son los que enfrentan a Gabriela Michetti y a Mauricio Macri como candidatos del PRO y a Daniel Filmus, Fernando Pino Solanas y otros ocho posibles candidatos. Mientras Michetti obtendría el 29,7% de los votos, Macri cosecharía seis puntos más (35,7%). Filmus, ante Michetti sacaría 25,9% mientras que contra Macri subiría unas décimas (26,3%). Solanas sería el tercero con 10,3% contra Michetti y con 11,5% contra Macri. Es decir, Filmus y Solanas obtendrían algo más de votos ante la polarización que significa un candidato con fuerte adhesión pero también con fuerte rechazo como Macri.
En ambos escenarios, se plantea algo vital en las tres semanas entre la primera y la segura segunda vuelta: qué acuerdos pueden lograr los distintos espacios políticos antimacristas, especialmente el FpV y Proyecto Sur, en la dirección de que “quien pierde acompaña”. En ese sentido, se pronunciaron Claudio Lozano (quien sonaba para candidato de Proyecto Sur hasta que Solanas advirtió que seguramente “bajará” a la Ciudad) y varios otros referentes de Proyecto Sur. Con respecto a la decisión del PRO, no falta mucho para la decisión de Mauricio. Hace pocos días, en un congreso de Comunicación llevado a cabo en Ecuador, Jaime Durán Barba les confió a varios asistentes que es partidario de que su cliente también abandone sus pretensiones presidenciales y compita por repetir el mandato.
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