Por Daniel Cecchini / Miradas al Sur
Según una encuesta de Poliarquía, hoy Cristina ganaría en la primera vuelta electoral
A contramano de los “análisis”, las predicciones y las especulaciones repetidos como un martilleo constante por los grandes medios concentrados durante los primeros días después de la muerte de Néstor Kirchner, al cumplirse un mes de la desaparición física del ex presidente el escenario político argentino muestra tres hechos innegables: primero, Cristina Fernández de Kirchner no sólo continuó sino que profundizó los lineamientos básicos de su gobierno; segundo, la imagen positiva y la intención de voto de la Presidenta – ya instalada como única candidata natural del Frente para la Victoria con vistas a las elecciones de 2011– crecieron en alrededor de 20 puntos en menos de treinta días; y tercero, el heterogéneo conglomerado al que los voceros del establishment unifican ilusoriamente como “la oposición” no sólo siguió mostrándose carente de otro proyecto que no fuera el de obstaculizar la gestión del Gobierno sino que –al quedar privado del recurso de atacar a Néstor Kirchner como si fuera una suerte de demonio encarnado de la política argentina– sacó a la luz sus profundas diferencias y se rompió en más pedazos que Humpty Dumpty al caerse de lo alto del estrecho muro desde donde pontificaba.
Mejor imagen y más intención de voto. Miradas al Sur tuvo acceso a una encuesta telefónica realizada entre el 2 y el 11 de este mes por Poliarquía, una consultora cuyas mediciones siempre aparecen en la portada del diario La Nación y de la que nadie sospecha que pueda tener vinculaciones con el Gobierno o el kirchnerismo. Se trata de una muestra de mil casos en la que se consultó a personas mayores de 18 años, residentes en centros urbanos de más de 10.000 habitantes. Los resultados –parcialmente adelantados por Marcelo Zlotogwiazda en Radio Mitre y por Miradas al Sur el domingo pasado– son elocuentes.
Según Poliarquía, por estos días la imagen positiva de Cristina Fernández de Kirchner alcanza un 57%, 21 puntos más que el mes pasado, mientras que sólo el 17% de los encuestados la evalúa de manera negativa. El crecimiento de la aceptación de la Presidenta es aún más notorio si se compara su imagen actual con la de diciembre del año pasado, cuando sólo el 21% de los consultados la veía positivamente. Como contrapartida, el 75% evalúa de manera regular o negativa a la oposición al Gobierno.
Paralelamente, el índice de optimismo de los argentinos sobre su futuro llega hoy al 75%, en una tendencia creciente que viene registrándose desde septiembre pasado – antes de la muerte de Néstor Kirchner–, luego de un largo período de pesimismo predominante, iniciado a mediados de 2008 en coincidencia con el conflicto por las retenciones a la exportación de granos con las patronales agropecuarias.
Con vistas a las elecciones del año próximo, Poliarquía planteó en primer lugar una pregunta abierta, sin nombrar a ningún candidato: “¿Quién le gustaría que fuera el próximo presidente de la Argentina?”. Un 35% eligió a Cristina Fernández de Kirchner; en segundo lugar, muy lejos, quedaron Cobos con un 6%, Alfonsín y Macri con un 5% cada uno, y Eduardo Duhalde con un 3%. Si se comparan estos resultados con los obtenidos el mes pasado ante la misma pregunta, el crecimiento de la intención de voto por la Presidenta es sideral: subió 22 puntos. En octubre, Cristina obtenía un 13%, seguida por Néstor Kirchner con el 10%; más atrás se ubicaban Eduardo Duhalde y Mauricio Macri con el 5% y Ricardo Alfonsín con el 4%. Néstor y Cristina acumulaban, juntos, un 23% de la intención de voto, un 12% menos que lo que hoy –tras la desaparición de Kirchner– suma la Presidenta.
En cuanto la intención de voto para presidente con candidatos definidos, en diferentes escenarios electorales, si las elecciones fueran hoy Cristina Fernández de Kirchner ganaría los comicios en la primera vuelta, con 27 puntos de ventaja sobre su competidor más cercano. En uno de esos escenarios la Presidenta obtendría el 46% de los votos (15% más que el mes pasado frente a los mismos adversarios), contra un 19% de Ricardo Alfonsín, un 15% de Mauricio Macri y un 10% de Pino Solanas. Si en lugar de Alfonsín, el candidato radical fuera Julio Cobos, Cristina treparía al 48%, contra un 19% de Cobos, un 13% de Macri y un 11% de Solanas.
Poliarquía también propuso a los encuestados dos hipotéticos escenarios de ballottage. En el primero de ellos, la Presidenta obtendría el 58% de los votos, contra un 35% de Julio Cobos; en el segundo, alcanzaría el 57%, contra un 35% de Ricardo Alfonsín.
Los dichos y los hechos. En su primer mensaje después de la muerte de su marido, la Presidenta no ocultó su dolor, pero dejó en claro que el enorme vacío abierto en su vida y en la del país con la desaparición de Néstor Kirchner no significaría un cambio de rumbo en su gobierno, y mucho menos la rendición –disfrazada de peticiones de diálogo y de consenso– que le reclamaban “la oposición” y sus conductores mediáticos.
“Éste es el momento más doloroso, no el más difícil”, dijo por la cadena nacional, y no se trató de una simple cuestión semántica, sino de una respuesta a la andanada de “análisis” mediáticos que intentaban mostrarla como una mujer debilitada, que debería buscar nuevos apoyos para seguir gobernando. Agregó también que honraría y continuaría la tarea de su esposo. El mensaje quedó claro: en la Argentina no habría ningún vacío de poder.
Por esos días, el principal apoyo que Cristina Fernández de Kirchner necesitaba para continuar con el proyecto político iniciado en mayo de 2003 se había hecho visible aun en las pantallas de los medios que intentaban mostrarla debilitada. El pueblo, encarnado en esa multitud que se dio cita en la Plaza de Mayo y en la Casa Rosada para despedir a Néstor Kirchner, pero también para pedirle que siguiera adelante, se había hecho tan presente que ni siquiera los opinólogos más recalcitrantes de TN y compañía pudieron negar su existencia. Bastaba verles las caras para leer el desesperado desconcierto que les causaba el fenómeno. Unas horas después, en la planta de Renault en Santa Isabel, la Presidenta unificó la industrialización y el Cordobazo. Fue un discurso emocional con un claro mensaje que tuvo dos ejes políticos: la ratificación del modelo productivo y el elogio de la movilización popular.
La encuesta de Poliarquía mencionada más arriba también echa por tierra otro de los análisis deseantes de no pocos columnistas de los grandes medios: que, muerto Néstor, Cristina no podría liderar sola su propio espacio político. Consultados por sus preferencias para la candidatura del oficialismo en 2011, el 48% de los encuestados se inclinó por la Presidenta, contra apenas un 7% que eligió a Daniel Scioli, a quien algunos opinólogos pretendían instalar como la gran esperanza blanca y civilizada del Frente para la Victoria. Sin leer ninguna encuesta, el gobernador bonaerense había cortado de cuajo cualquier especulación anunciando que su lugar era junto a Cristina.
No es materia de estas líneas repasar el último mes de gobierno, aunque bien vale mencionar algunos hechos salientes, como la participación en la Cumbre del Grupo de las 20 realizada en Seúl, la firma de acuerdos agrícolas con China, el anuncio del entendimiento para el pago de la deuda defaulteada que la Argentina mantiene con el Club de Paris, la revalorización histórica y presente de la Vuelta de Obligado, y el anuncio del pago en diciembre de una suma de 500 pesos a los jubilados que cobran menos de 1500 pesos. Una serie de acciones de gobierno que ratifican la continuidad del modelo.
Mientras tanto, la oposición en desbandada consumó su última acción no positiva del año legislativo y no dio quórum para la aprobación del presupuesto en medio de un escándalo que alcanzó su pico más berreta e impotente en las falsas denuncias de Hotton & Cía. y en el cachetazo de Graciela Camaño a Carlos Kunkel.
Como se decía al principio, al escribirse estas líneas el ex rejuntado opositor está roto en más pedazos que Humpty Dumpty al caer al suelo (y los esfuerzos de los hombres del rey Magnetto por volver a unirlos son vanos): el Grupo A pasó a mejor vida; el Peronismo Federal se quedó sin Reutemann mientras Duhalde, Rodríguez Saá, Solá y Das Neves se debaten al borde de la inexistencia; el radicalismo vive la vergüenza de haber sido usado y tirado por Carrió en el Congreso para impedir la aprobación del Presupuesto y se encamina hacia una interna feroz; Solanas no sabe si ir para presidente o para jefe de Gobierno; Macri sólo gestiona su luna de miel y Carrió, después de tirar otra piedra, huyó a un nuevo retiro espiritual.
Poco, muy poco, para hacer política en la Argentina. Porque ahí, en la capacidad de hacer política en y para el país real, está la diferencia que se lee en la calle y en las encuestas.
• Los números de Equis
Artemio López, director de la consultora Equis, publicó en su sitio web los resultados preliminares de una encuesta realizada en la zona metropolitana de Buenos Aires. Sobre una base de 600 casos, los resultados de la medición corroboran las tendencias que varias consultoras: Cristina Fernández tiene una intención de voto del 44 por ciento y le saca más de 30 puntos al segundo, que en este caso es Mauricio Macri, con 11 puntos.
En el muestreo se mide a ocho dirigentes en total, incluida la Presidenta. Luego del primer y segundo lugar, viene el diputado radical Ricardo Alfonsín con 6,1 por ciento de intención de voto. Le sigue Eduardo Duhalde con 5,3 y Julio Cobos con 4,8. Fernando Pino Solanas se ubica casi en un empate técnico con el vicepresidente, mide 4,6. Con la líder de la Coalición Cívica Elisa Carrió y el senador del Peronismo Federal Carlos Reutemann sucede algo similar. Miden 2,4 y 2,5 por ciento de intención de voto, respectivamente.
Además, López publicó un sondeo realizado en la provincia de Santa Fe por la consultora Horacio Robustelli y Asociados. La encuesta mide intención de voto e imagen positiva. La Presidenta figura en primer lugar con 42 por ciento, sacándole más de 25 puntos al segundo, que en este muestreo es Ricardo Alfonsín, con 16 puntos.
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